Un nuevo rol que surge con las academias, escuelas internas y universidades corporativas en empresas e instituciones.
Capacitar a los empleados de una organización de cualquier ámbito es muy importante para seguir avanzando y tener éxito en un futuro. Una formación eficaz es la que asegura contar con colaboradores competentes, lo que hace que la empresa sea más competitiva y tenga éxitos en un futuro.
Una alternativa muy efectiva en realizar las acciones de capacitación por medio de facilitadores o formadores internos, que han dado muestra de ser competentes y de que conocen suficientemente a la organización, su misión, sus procesos y sus metas. Pero esos facilitadores deben contar con competencias para ejercer el rol docente. Y para ello, es importante formar a los formadores, enseñando conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para que puedan transmitir sus competencias y formar a otros empleados.
Además, el rol de formador interno potencia el liderazgo de los gerentes, jefes y supervisores, responsables de asegurarse de que todos los empleados estén capacitados para desempeñar sus funciones competentemente, en todo momento.
Formar formadores competentes es la base para el desarrollo de una academia o escuela interna de capacitación. Éstos deben conocer cómo es que las diferentes personas aprenden, cómo sistematizar la enseñanza por medio de metodologías activas y recursos de aprendizaje innovadores y eficaces, cómo evaluar si las personas han logrado las competencias deseadas a través del proceso de capacitación, y conocer, además, la aplicación de tecnologías emergentes que facilitan esos desarrollos.
Las academias, escuelas internas o universidades corporativas son iniciativas que están surgiendo con fuerza, tanto en las empresas como en las instituciones del sector público, reconociendo que quienes más saben de sus procesos, estrategias y competencias son sus propios colaboradores. La mayor fortaleza de estas estructuras son las competencias técnicas de sus propios formadores en cuanto trabajadores de alto desempeño, y su mayor desafío es dotarlos de competencias docentes que les permita saber enseñar eficazmente lo que saben hacer con excelencia.
La capacitación y formación de los empleados es una inversión de alta rentabilidad si incluye la formación de los formadores.